Editorial Octubre – Noviembre 2010

portadaLuego de tantas celebraciones bicentenarias por todo México, quedaría para la reflexión: ¿qué acciones concretas debemos replantearnos como país hacia el futuro? Y… quizá lo más escabroso ¿por qué no se llevan a cabo? Muy probablemente lo primero sea recuperar el objetivo del desarrollo como aspiración común pues sin desarrollo, con una economía débil, ¿para qué tanta fiesta? La problemática económica impacta en la vida de todos nosotros, por ello resulta necesario multiplicar las oportunidades en materia de educación y salud, pero también de empleo e inversión pública y privada. Si logramos dar algunos pasos sólidos, las repercusiones positivas se observarían poco a poco en la economía nacional.
La historia de México como nación independiente muestra contadas etapas de crecimiento económico significativo, recordemos que  durante el Porfiriato a fin del siglo XIX e inicio del XX, así como en el periodo que va de los años 30 hasta el inicio de los 80 del siglo pasado, hubo dinamismo que, sin embargo, no eliminó la desigualdad extrema y la pobreza masiva. Dicen los expertos que fuera de esos momentos, la economía mexicana ha mostrado un magro crecimiento que ha minado las capacidades estructurales para generar bienestar y más aún, para distribuirlo.
La unidad nacional, además de fiestas y juegos pirotécnicos, tendría que darse alrededor de la mejora en la calidad de vida de la población, en aplicar una política económica gubernamental que genere riqueza porque si no, pues ¿cómo estimular nuestro mercado interno? Desde diversos sectores se enfatiza mucho sobre las reformas necesarias para una sana economía: la laboral, la fiscal, la educativa, la judicial, en fin; todo parece indicar que las leyes y reglamentos que funcionaron para abrir paso al México Independiente, a ese México que festejamos este año bicentenario, ya no funcionan adecuadamente y mientras continúen estancadas las reformas, la economía por tanto, seguirá estancada.
Nuestro país puede dar saltos enormes, como actualmente sucede en naciones que nosotros mismos considerábamos atrasadas y que hoy día no solo nos rebasaron, sino que sorprenden con su PIB: Chile, Brasil, Hong Kong, Singapur, Malasia, Taiwán, China, entre otros y… lo han logrado con tasas altas de crecimiento del ingreso real per cápita durante ya períodos prolongados. El crecimiento es materia de un importante análisis por parte de los planificadores de la política económica pues un crecimiento considerable de la producción trae por si solo un gran aumento del consumo, del ingreso real, de nuevos puestos de trabajo y de bienestar general. Debemos abocarnos a un diseño institucional orientado a la búsqueda del desarrollo, ello podría ser nuestra nueva identidad nacional de cara a este tercer siglo mexicano independiente, así, nuestras siguientes fiestas, además de hondear la bandera, podríamos disfrutar de un país pujante y competitivo.

Yvette Hesse E.

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