El Declive de los Precios del Petróleo y su Impacto en la Región

precios del petroleo

Por: Rebeca Rodríguez Minor


Precios del petróleo. La sobreoferta petrolera mundial y la liberación de los precios que regulaban la industria petrolera norteamericana traen como consecuencia una caída generalizada de los precios que afectó gravemente a los países productores independientes, entre ellos México.

En 1980 los precios de exportación de los crudos de tipo Istmo y Maya eran de 19.2 y 16.5 dólares respectivamente, para 1986 habían descendido dramáticamente a 5.8 y 4.6 dólares.


La industria petrolera a escala global se encuentra en plena reconfiguración. Después de haberse mantenido estables los precios por más de tres años, con cifras rondando los 100 dólares por barril, a mediados del 2014, el petróleo sufrió una caída estrepitosa hasta alcanzar en los primeros meses del 2015, cifras por debajo de los 50 dólares por barril.

(II Parte) El Declive de los Precios del Petróleo y su Impacto en la Región


Este súbito declive y el comportamiento errático en general del precio de este hidrocarburo, se debe en gran medida al aumento de la oferta de crudo, por encima del aumento de la demanda del producto. Estados Unidos y su flamante estrategia de impulsar su sector energético, basándose en la perforación horizontal y la fracturación hidráulica o fracking , para la extracción rápida y barata del gas y petróleo de esquisto (shale), es una de las causas principales de ese aumento de oferta.


Precios del petróleo. Las proyecciones indican que este desbalance en el mercado petrolero, se mantendrá en una constante volatilidad, inclinada más hacia la baja de precios, que hacia la alza. Se trata de un fenómeno estructural e irreversible que fuerza a las naciones en general, a buscar esquemas de adaptación y estrategias alternas de desarrollo, que les permitan hacer frente a los embates por demás previsibles.


Las naciones tradicionalmente productoras de petróleo, tienen que ajustar dramáticamente sus presupuestos a la baja y buscar nuevos mercados, donde el ingreso por petróleo se refleje más por volumen de exportación, que por precio.

Deberán crear políticas que les permitan agilizar la operatividad y tácticas de exploración y explotación en el sector energético, de tal suerte que puedan comenzar a competir en el rubro y, lo más importante, deberán diversificar su economía hacia otros sectores productivos que les permita disminuir su dependencia al oro negro.
A worker collects crude oil sample at an oil well operated by Venezuela's state oil company PDVSA in Morichal
América Latina no se escapa de este escenario agreste. En la región se encuentran varios países dependientes de la exportación de crudo, para su sustento económico nacional; como lo son México, Venezuela o Ecuador.

Tenemos otras naciones que en los últimos años apostaron gran parte de su desarrollo económico al impulso del sector petrolero, como es el caso de Brasil –con su paraestatal PETROBRAS y las grandes reservas de petróleo encontradas en aguas profundas en el 2007- y Argentina, que le apostó a la re-nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), con el costo político que esa acción implicó para el gobierno de Cristina Fernández, con la Unión Europea.


Dependiendo del país, varía el nivel de riesgo y su proyección de crecimiento, pues la alta dependencia de las naciones latinoamericanas a la exportación de ciertas materias primas –commodities- (incluyendo por supuesto al petróleo), se traduce en un alto índice de vulnerabilidad económica. Las ventas de petróleo en Venezuela y otros países como Colombia y Ecuador, representan más de la mitad de sus ingresos por exportaciones. Lo mismo sucede en el caso de Chile con los minerales (cobre) y en Argentina, Uruguay y Paraguay con su sector agropecuario.


Precios del petróleo. El caso de México es interesante, pues aunque la gran mayoría de sus exportaciones -alrededor del 75%- se basan en manufacturas (sector automotriz, electrodomésticos y otros), los ingresos por petróleo son considerablemente mayores. Las exportaciones del hidrocarburo sólo rondan el 15% de la actividad nacional, pero éstas representan el 30% del ingreso total, siendo junto con las remesas y el turismo, las principales fuentes de ingreso de la nación.


El caso de Brasil, parece estar un poco más balanceado. El sector agropecuario representa el 40% de las ventas externas, los minerales y metales alrededor de un 20%, un 5% en combustibles y energía y 25% para el “resto de productos”. El problema se centra en que a pesar de su diversificación extractiva, la gran mayoría de esas exportaciones son commodities.

Los bajos precios internacionales que actualmente sufre este tipo de materias primas (incluyendo el petróleo), han impactado severamente el crecimiento económico brasileño en los últimos años, hasta colocarlo en una expectativa de crecimiento para el 2015, de apenas 0.3% -según el FMI-.


Esta inusitada problemática de índole global, exige a los gobiernos dirigir su proyección hacia la reconfiguración de las estrategias estructurales que requieren impulsar, en el entendido de garantizar su adaptación al esquema energético ahora vigente. El enfoque debe dirigirse hacia alternativas de dinamismo económico, que minimicen las pérdidas petroleras.

Es un buen momento para la creatividad, para la diversificación y el impulso de los sectores competitivos alternos con los que cuenta cada nación latinoamericana.


Precios del petróleo. La diversificación de los sectores de la producción, hacia industrias con un mayor valor agregado y especialización, impulsa la productividad, promueve la estabilidad y garantiza el ingreso diversificado, distribuyendo el riesgo mientras minimiza la vulnerabilidad.

La diferencia entre una economía desarrollada y una en vías de desarrollo, se centra en su capacidad industrial, de sofisticación de negocios, de innovación y vanguardia tecnológica. Mientras las naciones latinoamericanas no inviertan recursos en investigación y desarrollo, capacitación laboral, educación y planeación nacional de alta especialización productiva industrializadora, sus economías continuarán entre la volatilidad económica y la incertidumbre que les impide lograr un verdadero desarrollo sostenible.

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