La guerra fría…latente

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Por: Rebeca Rodriguez Minor

Guerra Fría. Al término de la segunda guerra mundial, el orden internacional sufrió un cambio sin precedentes. La lucha por el poder entre dos polos divididos por la ideología política, marcaron el futuro histórico de la humanidad. Por un lado Estados Unidos, centrado en la prevalecencia del capitalismo, como sistema económico dominante, y por el otro, Rusia, impulsando una alternativa divergente, basada en las premisas marxistas sobre la equidad en la distribución de la riqueza: el socialismo.


Las partes se enfocaron en imponer su tendencia por encima de la otra, impulsando iniciativas innovadoras en el ámbito de la economía, la tecnología y la creación de alianzas estratégicas, que demostraran su supremacía internacional. Esta disyuntiva ideológica de trascendencia global, se tradujo en una batalla sin armas y “sin violencia” que duraría por más de cuarenta años; a la cual se le dio el nombre de Guerra Fría.


La caída del Muro de Berlín en 1989, simbolizó el término de la Guerra Fría, toda vez que se derrumbaba la Alemania socialista, para integrarse nuevamente en un sólo país de índole capitalista. En los siguientes años vimos de igual forma, cómo después de los intentos fallidos de Gorbachev por reestructurar la Unión Soviética hacia una tendencia socialista más democrática (movimiento político al que se le conoció como la Perestroika), se dio la desintegración de la U.R.S.S.  y por ende, la caída del socialismo.

Guerra Fría. Hoy, a dos décadas de tales sucesos, nos encontramos ante un escenario internacional que bien pudiera parecer el retorno a la Guerra Fría.


En un recuento breve de los sucesos más representativos al respecto de este tema, podemos detectar a una Rusia, beligerante que pone en entredicho constantemente el liderazgo estadounidense. Desde el 2008, con la invasión de Rusia a Georgia, la confrontación rusa-estadounidense comenzó a visualizarse.

Sin embargo, a la segunda llegada de Putin al poder en el 2012, como presidente de Rusia, la situación fue empeorando. El hecho de que Rusia haya dado refugio a Edward Snowden, tras la búsqueda implacable de Estados Unidos, a quien se considera un gran traidor a la patria, por el robo y destape mundial de información privilegiada del Servicio de Inteligencia estadounidense, demuestra el desafío inminente de un gobierno ruso renuente a ser dominado por un sistema pro-yanqui.


Guerra Fría. A eso le sumamos el reciente apoyo moscovita a aquellas facciones separatistas como la de Crimea en Ucrania; región que después del derrocamiento de un gobierno ucraniano claramente pro-ruso, solicitó su anexión a Rusia, bajo un plebiscito anticonstitucional, pero avalado y reconocido directamente por el gobierno de Putin-; a pesar del rechazo y las sanciones de la comunidad internacional; específicamente de Estados Unidos y de la propia Unión Europea.


Aunado a esto, Putin ahora también aprovecha su extensa reserva de recursos energéticos para amedrentar al nuevo gobierno ucraniano y para manipular el escenario regional a su favor, anunciando que si Ucrania no paga su deuda económica con Rusia a la brevedad, éste dejará de suministrar gas a Ucrania; país que por su ubicación geográfica, es el paso central de distribución de este recurso energético a Europa, que depende en un 25% del abastecimiento ruso.

Como puede verse, el desafío ruso no sólo parece estar reconfigurando  la balanza de poder con Estados Unidos, sino la estabilidad social y económica en toda Europa.

Guerra fria


Algo que le da fuerza a Putin, es la pasividad con que Obama ha decidido atender este tema. Tal parece que la estrategia del gobierno estadounidense es mantener una imagen pacifista ante la comunidad internacional, erradicando cualquier indicio de política al estilo republicano, como el implementado por su antecesor, George W. Bush, en el que la invasión oportunista y el intervencionismo injustificado prevalecieron; pero, ¿cuál será el costo a pagar por tal estrategia?

¿Hasta dónde puede llevarnos esta animadversión central? ¿Qué magnitud puede alcanzar esta problemática en Europa?
Rusia no está en pretensiones de mantener una relación armónica con occidente. Lejos de eso, impulsa una postura autárquica de dominio, que ha enfriado las relaciones entre las partes, a tal grado que Rusia no fue invitada a participar en la última reunión del Grupo de los 7 (G7), como se venía haciendo desde hace una década.

Guerra Fría. Lo que esto representa entonces, es un retroceso en la política exterior del mundo y una tensión bipolar latente, muy al estilo de la Guerra Fría que pone en entredicho, no solo la paz mundial, sino los acuerdos y los compromisos asumidos por las propias naciones para hacer valer la justicia, la tolerancia y sobre todo, el derecho internacional. ¿Dónde está la ONU?

*Rebeca Rodríguez Minor. Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos). Doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Co-autora del libro La reconstrucción de la política exterior de México: principios, ámbitos y acciones, de Jorge Navarrete (coord.) editado por la UNAM.  Profesora Investigadora de la Universidad Anáhuac. [email protected]

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