PARTIDOS POLITICOS.
- Es deseable y es posible reducir el presupuesto de los partidos políticos. Pero no es factible que ocurra. Es deseable por diversas razones económicas, políticas, simbólicas y de renovación que se exponen más adelante.
- Es posible porque simplemente se debe cambiar la fórmula de financiamiento que está en la Constitución, pero justamente por eso no es factible, porque los partidos aprovecharon la reforma electoral de 2007 para protegerse de recortes futuros y
- para ello establecieron en la Carta Magna una fórmula que les asegura montos crecientes de dinero cada año —con o sin crisis— y que solo puede ser modificada por una mayoría calificada de legisladores —es decir, por los mismos partidos que están en contra de sacrificar sus prerrogativas, sus nóminas y sus recursos.
- Los partidos están blindados frente a despidos de personal, planes de austeridad y recortes. La Constitución les garantiza una bolsa que solo crece a lo largo del tiempo.
- Según esa fórmula, la bolsa a repartir en 2010 es el resultado de multiplicar el tamaño del padrón electoral (78.5 millones de personas) por el 65% del salario mínimo (54.8 pesos en el D.F.) más el 3 por ciento para actividades específicas, lo que resulta en una cifra de poco más de 3 mil millones de pesos.
- Como el padrón y el salario mínimo crecen año con año, las crisis no afectan el presupuesto de los partidos. La única manera para que reciban menos dinero es mediante una pandemia o desastre natural de tales proporciones que contrajera la población súbitamente. Fuera de eso, la bolsa crecerá de manera permanente durante las siguientes décadas.
- César Nava, militante del PAN, presentó en su momento una propuesta para reducir el monto de recursos que el IFE da a los partidos “a fin de que se destinen al apoyo de las familias más necesitadas”.
- Se trata de un argumento de ahorro con fines benevolentes. Según Nava, su reforma generaría ahorros por aproximadamente 2,300 millones anuales (al incluir el financiamiento de partidos en el ámbito local). Aunque es un monto significativo en sí mismo, deja de serlo cuando se le compara con los monumentales requerimientos de las finanzas públicas.
- Hay, por ejemplo, un boquete de 400 mil millones de pesos para 2010 que el gobierno debe subsanar. Los ahorros que propone Nava son apenas el 0.5 por ciento de esa cantidad. Por ello, el argumento del ahorro no debe ser el principal para justificar la reducción del dinero de los partidos.
- Hay un argumento no monetario que es más relevante que el del ahorro —aquel del simbolismo y del ejemplo. Si los partidos son los que vigilan el gasto público y recortan el presupuesto de otros poderes públicos, deben ellos predicar con el ejemplo.
- En momentos de crisis la población se irrita aún más con los despilfarros, los abusos y los privilegios de los políticos y los partidos. Hoy los mexicanos perciben que los partidos gastan mucho y representan poco. Ello ha contribuido a su enorme falta de estima social.
- Si todavía existe algún partido interesado en recobrar la confianza ciudadana, el primer paso es dar el ejemplo, sacrificar prerrogativas y enviar la señal de que hay solidaridad con quienes padecen desempleo, falta de oportunidades y marginación.
- Reducir el dinero de los partidos tendría además un efecto renovador sobre sus dirigentes. Los presupuestos generan clientelas y burocracias que viven del dinero. A mayor presupuesto, más clientes y burócratas que viven de los partidos.
- Pero esas burocracias se enquistan y se auto reproducen —para ello justifican gastos, inventan programas y hacen leyes para proteger el status quo. Eso ha ocurrido en México. Menos dinero significaría menos burócratas, menos intereses y podría incentivar que se diera una sana rotación en varios partidos que han sido secuestrados por familias o grupos durante más de una década.
- Cambiar la fórmula de financiamiento tendría además un efecto de incentivar el buen desempeño. Todas las organizaciones —empresariales, políticas, privadas o públicas— deben guiarse por sus rendimientos, sean ganancias, ventas o votos.
- Cuando los rendimientos no importan, se estimula la pereza, la irresponsabilidad y el mal desempeño. Los partidos en México reciben cada año más y más dinero al margen de su desempeño colectivo, su tasa de aprobación o su contribución a la calidad de vida de los mexicanos.
- Algunos de ellos, sobre todo los pequeños, tienen pocos incentivos para mejorar y cambiar, porque siempre tendrán prerrogativas, aun y cuando vote solo un ciudadano.
- Algunos organismos ciudadanos han propuesto que el tamaño del presupuesto de los partidos se calcule no con base en el tamaño del padrón electoral —que crece porque crece la población, sino con base en la participación de los ciudadanos en las elecciones.
- De esa forma los partidos recibirían recursos en proporción al entusiasmo que despiertan en sus clientes (los votantes) y ello contribuiría a mejorar sus métodos de reclutamiento, sus propuestas de campaña y los haría corresponsables de la calidad de la democracia.
- El abstencionismo electoral sería una manera de castigar a los partidos mediante una bolsa económica más compacta. Si esa fuese la fórmula vigente, los partidos recibirían en 2010 cerca de 1,300 millones en lugar de los 3 mil que les corresponden, una reducción de 1,700 millones.
- En 2007 los partidos presumieron que su reforma electoral disminuía el costo de la democracia. Es falso. El costo económico de los partidos y de las campañas es mayor hoy que hace tres años.
- Ese costo incluye el presupuesto que el IFE da a los partidos más las prerrogativas en especie que reciben, aun y cuando no paguen por ellas, como es el caso de los spots de radio y TV. Ojo, los spots gratuitos que reciben los partidos tienen un costo económico porque pueden ser usados en fines alternativos.
- Por ello si sumamos las ministraciones que da el IFE a los partidos más el costo comercial de los spots gratuitos, veremos que la reforma electoral de 2007 aumentó el financiamiento de los partidos y el costo económico de la democracia mexicana.
- En medio de la peor crisis económica de la historia moderna de México es muy relevante que los partidos hagan un sacrificio real que los ayude a recobrar la estima social.
- Los partidos son los únicos entes públicos que no han hecho sacrifico alguno para ajustar su gasto a la baja desde hace más de una década. Prometieron hacerlo con la reforma de 2007 y no lo hicieron. Es deseable y posible que lo hagan ahora. Pero soy realista y sé que no lo harán…