El movimiento de protesta que nació en Colombia el 21 de noviembre de 2019 estaba alicaído, menguado en tiempos de pandemia.
Una Reforma Tributaria que incendió a Colombia. Pero la reforma tributaria que propuso el presidente Iván Duque le dio un empuje inesperado y determinante, pero, tras cuatro días de protestas, anunció el pedido al Congreso para no votar esta propuesta de ley, sino una que resulte del diálogo con partidos y movimientos. Además, renunció el cerebro de la reforma, Alberto Carrasquilla, al ministerio de Hacienda.
¿Qué quería el Presidente de Colombia? Duque tiene un punto: economistas de todas las vertientes coinciden en que el Estado colombiano está urgido de una reforma que aumente el recaudo y permita no solo saldar el déficit y pagar la deuda, sino mantener la histórica reputación de país estable y responsable ante los ojos de los mercados internacionales.
La reforma que propuso era, según los economistas, “ambiciosa” y, para un gobierno de centro-derecha, inesperadamente “progresista”: hacía permanentes las transferencias a poblaciones vulnerables y gravaba la renta de clases medias y altas.
Pero los críticos la consideraron “inoportuna” en medio de la crisis social generada por la pandemia, así como “insuficiente” en su búsqueda de proteger a los vulnerables y cobrarles más a los ricos.
REPRESIÓN CON TODA LA FUERZA DEL ESTADO
11 de las muertes en las protestas confirmadas oficialmente se produjeron en Cali, también se registraron decesos en las ciudades de Bogotá, Ibagué, Madrid, Medellín, Neiva, Pereira, Soacha y Yumbo. La mayoría de los fallecidos y heridos son jóvenes.
El gobierno de Duque les dio a las manifestaciones contra la reforma tributaria y otros problemas que atraviesa Colombia el tratamiento de “amenaza terrorista”.
Así lo señaló el ministro de Defensa, Diego Molano, que responsabilizó a disidencias de la exguerrilla FARC y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) por los “actos premeditados”.
“Estos grupos terroristas tienen planes de asesinar a nuestros policías, ya acabaron con la vida del capitán de la policía Jesús Alberto Solano, en Soacha. Han dado la orden de quemarlos”, afirmó la autoridad gubernamental.
Molano resaltó la actuación del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), una unidad policial cuestionada en los últimos años por uso excesivo de fuerza en sus operativos y que otra vez es señalada por los fallecidos y heridos de los últimos días.
Por su parte, el presidente Iván Duque reafirmó el domingo que no se iban a replegar a los uniformados en los puntos donde se produzcan “actos de vandalismo”.
QUIEN NO CONOCE SU HISTORIA..
Dilan Cruz falleció en noviembre de 2019 con 18 años, también en medio de una ola de protestas y a manos de la policía.
De inmediato su rostro se convirtió en una de las banderas de manifestantes colombianos muchos de los cuales volvieron a las calles en los días recientes.
Su caso es visto por los manifestantes como un ejemplo de la impunidad que supuestamente gozan las fuerzas del orden que por ejemplo, han sido acusadas de violar menores o ejecutar civiles y hacerlos pasar como guerrilleros.
El padre Santiago añade que el presidente Duque “debería ponerse en los zapatos de las víctimas”.
La desconfianza de los manifestantes hacia el gobierno sobrepasa el ámbito económico: se manifiesta también hacia la fuerza pública, una institución clave en un país con 60 años de conflicto armado a sus espaldas.
Todo indica que al final, la susodicha Reforma, no pasará, sin embargo, queda la sangre de los manifestantes…