Dragon Mart Cancún: implicaciones. ¿La destrucción del monstruo chino llegó a México?

Dragon Mart Cancun

Dragon Mart Cancun. La construcción del centro de exhibiciones Dragon Mart comenzó en Cancún, Quintana Roo en 2014 a pesar de la oposición de la sociedad, tanto empresarios mexicanos como grupos ambientalistas. De acuerdo a los datos hechos públicos en ese entonces, el Dragon Mart Cancun se trataba de un espacio de más de 127 mil metros cuadrados, que albergaría a tres mil 40 locales, dos bodegas y una sala de exposiciones.

A esto se sumarían parques públicos, bancos, oficinas y restaurantes y un complejo habitacional de 722 viviendas que serían destinadas a las familias provenientes de China.

En dicho complejo, se informó en ese momento, se ofertarían productos de mueblería, ferretería, equipo médico, maquinaria agrícola, juguetes y joyería, materiales para la construcción, autopartes, equipamiento de inmuebles, alimentos, iluminación, mobiliario y equipo electrónico. Los datos provienen del ejemplar de la revista Proceso publicada el 18 de diciembre del 2013.

Principalmente se trataba de productos no terminados, en donde -luego se supo- no estaría prohibida la venta de ropa y calzado cuando que se había dicho con anterioridad, que esos sectores estarían vetados.

Ese proyecto Dragon Mart Cancun, fue muy polémico desde sus inicios pues parecía contar con varias irregularidades en los permisos otorgados para su construcción, el predio utilizado para tales fines y por supuesto, el impacto que éste pudiera generar a la productividad empresarial del estado y en general, de la nación.

Muchos consideraron que, de realizarse ese proyecto, se corría el riesgo de modificar drásticamente la vocación turística natural de la entidad, dando entrada al masivo comercio y los inmigrantes chinos. Las consecuencias negativas serían tanto para la economía local como nacional y, también, en términos sociales, culturales y medioambientales; sólo por mencionar algunos: el dragado del arrecife coralino, el mal manejo de residuos sólidos y la falta de infraestructura para la oferta de servicios básicos.

La exigencia ciudadana se focalizó en que el desarrollo de Cancún, Puerto Morelos y la Riviera Maya debe alcanzarse de una manera ordenada, pudiendo preservar el entorno natural, histórico y cultural que ese lugar brinda a sus habitantes y turistas. (Novedades; 2013) Aplauden quintanarroenses rechazo a Dragon Mart Cancún “Voces Unidas de Puerto Morelos” participó en una caravana. Lunes, 29 Abr, 2013 14:05

Por su parte, los empresarios mexicanos argumentaron que dicho proyecto generaría el desplazamiento de las empresas nacionales y aumentando el desempleo, toda vez que los 5 mil empleos que prometían crear, serían para los chinos inmigrantes, no para los mexicanos. Aun cuando se suponía cierta participación de empresas mexicanas en un 30%, las empresas chinas pretendían abarcar el 60% del mercado, dejando el 10% restante a empresas de origen brasileño, coreano, indio y canadiense.

Finalmente, las autoridades quintanarroenses negaron los permisos a los desarrolladores de éste megaproyecto, para construir el complejo, dado que se identificaron una serie de violaciones a las leyes que protegen, defienden y otorgan derechos ciudadanos. Sin embargo, posteriormente, el proyecto quiso ponerse en marcha de nuevo y los permisos de construcción sí fueron validados por la siguiente administración gubernamental.

En este sentido, se solicitó a las autoridades que esclarecieran el convenio firmado con la empresa desarrolladora del Dragon Mart Cancun, donde se plasmaban las concesiones que se otorgan por la inversión; como la disminución del pago de los derechos ante el registro público de la propiedad, descuentos para la conexión del agua y el alcantarillado y prórroga en el pago del impuesto sobre nóminas durante el periodo de consolidación.

Es importante hacer el recuento de hechos sobre proyectos tan importantes como éste, toda vez que traen consigo implicaciones benéficas y contraproducentes a la sociedad en general. Debemos hacer consciencia sobre las negociaciones y la toma de decisiones de los servidores públicos. No se trata sólo de la inversión extranjera que recibimos, sino de los efectos a mediano y largo plazo.

Así pues, resulta indispensable hacer ciertos cuestionamientos:

¿Qué tanto valía la pena permitir la entrada masiva de empresas e inmigrantes chinos, si lo ponemos en contraste con la afectación interna por la falta de competitividad que nuestras propias empresas puedan tener con respecto de aquellas? Sobre todo considerando que, sólo el 30% de las empresas ahí instaladas, serían mexicanas y que los precios manufactureros chinos son mucho más bajos que los propios.

¿Cuál es el nivel de impacto que un centro de exhibiciones de tal magnitud, generaría en la vocación turística de la entidad? Actualmente contamos con un turismo vacacional estable y controlado, al cual se pueden ofertar los productos y servicios esperados por el cliente; pero ¿qué tanto estamos preparados para recibir a un turismo de negocio y a la inmigración masiva de personas con tan contrastante cultura? ¿Cómo puede éste cambio en los patrones sectoriales de la entidad, afectar al ingreso, al consumo, a la economía y al propio desarrollo de la localidad?

Dragon Mart Cancun. Resulta intrigante ver que a principios del 2013, se levantaron una serie de protestas con respecto de este tema, incluyendo la incisiva indagación periodística, que culminó, finalmente, en la paralización del proyecto. Sin embargo, tan solo unos meses después, casualmente al cambio del gobierno municipal, inesperadamente se otorgaron todos los permisos y autorizaciones para que el proyecto continuara y comenzara a operar en el 2015, sin que esta noticia causara tanto revuelo en las notas periodísticas. 

Dragon Mart Cancun: la destrucción del monstruo chino llegó a México
Victoria de México contra Dragon Mart (aunque aún no definitiva)

Dragon Mart Cancun era un proyecto chino que pretendía construirse a a 3km de la costa, a 18km del sur de Cancún. Simbólica y operativamente este plan en la región era imprescindible para China, algo así como una conquista geopolítica, pues se trataría del centro de distribución de productos chinos más importante de Latinoamérica. 

Desde su inicio el proyecto despertó el rechazo, sobre todo de grupos ambientalistas, pues el sitio estaría asentado en en la zona más importante de humedales de Puerto Morelos, lo que prácticamente implicaría una futura devastación del mangle y el arrecife, por la previsible ampliación del muelle para recibir cargueros multimodales.

Durante más de 2 años de vaivenes jurídicos -pues primero el ayuntamiento de Cancún negó la licencia de construcción, pero luego un juez obligó a otorgar los permisos, la sociedad civil y, por ejemplo, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) estuvieron advirtiendo sobre que el proyecto también requería del permiso de la instancia federal, la SEMARNAT. 

Tras estos sucesos, finalmente, el gobierno anunció que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente  (Profepa) clausuró las obras de Dragon Mart por el daño ambiental a la zona. Sin embargo, el titular de Profepa, Haro Bélchez, y el vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez, reconocieron que la clausura podía ser impugnada. 

Aunque los ambientalistas y distintos sectores sociales celebraron la resolución de la Profepa, durante varios años quedó un halo de desconfianza, pues el gobierno federal daba una conferencia de prensa para dar a conocer la clausura del proyecto mientras discretamente advirtían que los empresarios aún podrán impugnar. Al paso de los años, el proyecto nunca se concretó, un logro impregnado de una gran influencia ciudadana. 

Autor Yvette Hesse E.

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