La transparencia es una necesidad de todos, de las personas, de la vida social, de la lucha política y, por supuesto, de la actividad económica. No en vano, un amplio grupo de quintanarroenses nos involucramos desde 2003 en la aventura de promover el que nuestro Estado tuviese su propia Ley de Transparencia. Juntos, sector empresarial, académico, social y medios de comunicación, realizamos múltiples reuniones con los diputados del Congreso local a fin de que, entre convencidos y presionados, iniciaran los trabajos de análisis de la iniciativa de ley. Podían pasar años para que se tocara el tema en tribuna y otros tantos más para su aprobación. Así las cosas, el entonces director de Novedades Andrés García Gamboa y esta pluma de Gente, nos acercamos a influyentes personalidades para que juntos promoviésemos la Ley de Transparencia.
Se trató de conjuntar esfuerzos, de convencer a los líderes de las cúpulas empresariales para permear la inquietud entre sus agremiados al tiempo de elaborar con académicos distinguidos, el primer borrador ciudadano de la normatividad. Se trató también de motivar la activa participación de los directivos de periódicos, radio, televisión y revistas a fin de que se involucraran en la difusión de los trabajos de la sociedad civil. Gastón Alegre de Radio Turquesa, Renán Castro de Por Esto y Joaquín Paredes (+) de Luces del Siglo fueron de los más activos. Ahí estábamos juntos en distintas ocasiones, los dirigentes de la Coparmex, (Raúl Colín y Arturo Escaip); del Consejo Coordinador Empresarial tanto de Chetumal (Mario Rendón), como de Cancún (Orlando Arroyo); de Mujeres Empresarias (Eugenia Rueda), de la Universidad de Quintana Roo, del Parlamento Ciudadano; todos convencidos de que, ante nuestra unión, lograríamos que la Legislatura atendiera la solicitud.
La ley finalmente se aprobó y se creó el organismo para su vigilancia y difusión. Fue sin duda una muestra de trabajo organizado por la sociedad, un ejemplo, un éxito ciudadano. ¿Qué se ha hecho sin embargo desde el 2004 cuando se creó el Instituto de Transparencia? No se escuchan muchos logros, como que la comunidad pide más que unas cuantas conferencias; resulta necesaria una verdadera difusión del positivo impacto de la ley y en ello el organismo se encuentra irresponsablemente rezagado La institución está obligada a mostrar que los esfuerzos de la sociedad valieron y no que solo ayudamos a crear una onerosa burocracia. La transparencia no es una política de la derecha o de la izquierda; no es asunto de pocos, es un patrimonio de todos nosotros.
Yvette Hesse
Dirección General