Editorial Agosto – Septiembre 2008

De algunos meses para acá, la Secretaría de Hacienda Federal se ha encargado de satanizar los servicios de Outsourcing que algunas empresas contratan. Como no queriendo la cosa, difunde que perseguirá sin misericordia fiscal a quienes utilizan este tipo de esquema de negocios. Habría que definir primero cuándo se trata realmente de que un despacho externo realiza trabajos específicos para una empresa y cuándo, una empresa con cientos de trabajadores, se vale del sistema Outsourcing para escabullirse de las obligaciones laborales hacia sus trabajadores o sea, las prestaciones de ley.
El Outsourcing es la acción de acudir a una agencia externa para operar una función que anteriormente se realizaba dentro de una compañía; es contratar un servicio o producto final sin que se tenga responsabilidad en la administración o manejo de la prestación del servicio pues se actúa con plena autonomía para atender diversos usuarios. Un lado muy positivo es que fomenta la apertura de nuevas empresas con oportunidades de oferta de mano de obra diversa, lo que a la larga, implica un beneficio laboral y reduce de cierto modo el impacto social.
Es importante no perder de vista que la tercerización pretende concentrar los esfuerzos de las empresas en las actividades principales del giro de negocios, es decir, se pretende otorgar mayor valor agregado para los clientes y productos mediante agilidad y oportunidad en el manejo de los procesos; todo ello implica -para fortuna de los que exigimos eficacia-, una reducción de los tiempos e incluso, en la mayoría de los casos, una reducción de costos y de personal, al tiempo de potenciar los talentos humanos.
Quizá la Secretaría de Hacienda tenga razón en difundir que perseguirá a los que contratan Outsourcing cuando se refiere a esas enormes compañías, con cientos de empleados fijos, que sí están evadiendo su responsabilidad deliberada y dolosamente, dejando a los trabajadores en la indefensión; pero, no se debe confundir cuando una empresa contrata a una agencia o firma externa especializada para ejecutar un trabajo específico, precisamente donde no uno no se especializa. Outsourcing es la tendencia mundial y tiene enormes beneficios, pero hacerlo a la ligera, también puede traer consecuencias. Si bien, tiene mucho de esquemas de subcontratación, no es lo primordial; aplicado adecuadamente, más bien establece y fortalece alianzas estratégicas con firmas expertas a fin de eficientar nuestras tareas empresariales.

Yvette Hesse

Dirección General