Editorial Junio – Julio 2006

VIOLENTAS PANDILLAS JUVENILES ¿SIN CONTROL?

Un joven –que se encontraba acompañado de su novia afuera de su domicilio- perdió la vida tras registrar hemorragia interna. Fue acuchillado por pandilleros en la Región 221; otro muchacho resultó con múltiples lesiones luego de ser atacado por el mismo grupo de vándalos en la Región 228, aquí la agresión se realizó golpeando con palos al jovencito hasta casi matarlo. En ambos casos, los vándalos aparecieron sorpresivamente y sin más preámbulo hirieron a sus víctimas. Las edades, entre 16 y 19 años. Un joven que transitaba en su bicicleta por la Ruta Siete, se detuvo a la orilla de la vía y se le acercaron tres niños armados con navajas -de no más de 13 años-; intentaron asaltarlo, la víctima sacó la cadena con la que asegura el vehículo y repelió el ataque pero los agresores no estaban solos, bastaron un par de chiflidos para que en cuestión de segundos llegara una veintena más y entre todos le propinaron tremenda golpiza, sus edades: ninguno rebasaba los 16 años.
Cuando se habla de Quintana Roo, no siempre hoteles lujosos, arena y mar son protagonistas, las pandillas son un problema grave. ¿En qué estamos fallando como autoridades, como maestros, como padres de familia, como sociedad en general? ¿Qué está sucediendo con nuestros niños y jóvenes? ¿Cuántos de ellos tienen remedio? ¿Cómo debemos prevenir conductas violentas? Entre las problemáticas más urgentes de atender, sin duda se encuentra el que cada día se incrementan las manifestaciones violentas de adolescentes. Exceso de energía, miedos, soledades y frustraciones se canalizan erróneamente al carecer de alternativas viables, alternativas educativas, deportivas, culturales y recreativas.
En su tiempo libre, ¿cuáles son las opciones de los chicos que viven en este aparente paraíso? ¿Se tiene acceso a gimnasios, museos y centros culturales? Fuera del cine –que no todos pueden pagar-, las plazas comerciales –donde no todos pueden comprar- y la playa –que se vuelve rutinaria-, lo que se dice acceso, acceso no. La infraestructura deportiva y cultural es no menos que raquítica, es endémica. Justo ante la falta de alternativas ha surgido este fenómeno social, el pandillerismo que de no atenderse como absoluta prioridad y de manera integral, inundará ya no solo las regiones pobres de la ciudad, sino, la mismísima zona hotelera, nuestro vital proveedor de divisas. ¿Qué papel juega el gobierno en todo esto, a qué le ha dado prioridad, a prevenir o a reprimir?

Yvette Hesse Espinosa