Algunos pensadores y estudiosos sostienen que la congruencia consiste en que el pensar, el decir, el sentir y el hacer mantienen una misma línea, de tal manera que eso que llamamos conducta refleja, en el caso de la congruencia, una imagen perfectamente integrada. Este razonamiento, precisan, tiene validez tanto para las personas físicas como para las personas morales, sin importar el tamaño, el objeto, el sector o el ramo de estas últimas.
A su vez, la congruencia no es un fenómeno accidental que simplemente se experimenta, sino que requiere de aprendizaje. El planteamiento va en la misma dirección de la tesis del connotado psicólogo Erich Fromm que afirma que el problema del amor no es el de un objeto que debe “encontrarse”, sino el de una facultad que debe crearse y ser desarrollada. Lo anterior implica entender que la vida de los individuos y de la sociedad es un proceso permanente de cambios que demandan actualizaciones y ajustes constantes para mantener vigencia plena y respuesta acertada a los retos, que también, nunca son los mismos.
En este contexto los paradigmas se contraponen a esta sinergia, toda vez que se establecen como creencias sociales inamovibles y absolutistas. Tal es el caso de la antigua consigna de que el pez grande se come al chico. La realidad de nuestro mundo tan acelerado y competitivo nos ha enseñado que más bien el pez más rápido se come al más lento.
Este último serial de La Inercia de los Paradigmas, apuntará algunas reflexiones en torno al desarrollo de las Mypimes, en razón de que constituyen el punto medular del real desarrollo de la economía del país, y sin duda, son el esquema de la economía de Quintana Roo y la parte toral del centro y sur de la entidad. El pasado mes de marzo se realizó la reunión de los Consejos Consultivos de Nacional Financiera de todo el país, cuyo tema central fue: Propuestas para dar mayor Competitividad y apoyo a las Mipymes de México. A este importante evento asistió como invitado el Secretario Federal de Hacienda y Crédito Público.
El esquema general del análisis del tema fue contundente en el planteamiento inicial que aceptaba que en el país existen muchos programas y proyectos, de diversos organismos públicos que se dedican total o parcialmente al fomento y desarrollo de las Mipymes en muy diversos campos, que van desde capacitación y adiestramiento, mejora de la calidad continua, asesoría técnica, otorgamiento de estímulos, obtención de distintivos de calidad, y diversos fondos de financiamiento.
Ante esta amplia gama de opciones, la pregunta obligada no se hizo esperar, ya que si existen tantas posibilidades por qué las Mipymes no avanzan y estos programas y proyectos no obtienen las metas y los objetivos para los que fueron creados. La respuesta es simple y sencilla: no se ajustan a la realidad de las Mipymes del país.
Por una parte, el establecimiento operativo y normativo de estos programas y proyectos se realiza en los escritorios de las oficinas centrales de los diversos organismos, atendiendo más a principios burocráticos que a dar respuesta puntual a las condiciones concretas de las Mipymes. Pareciera que la estrategia es que la realidad se ajuste a los esquemas institucionales, en lugar de que los esquemas institucionales, como debiera ser, se establezcan de acuerdo a las condiciones prevalecientes en las diferentes regiones del país.
En este contexto se presentaron más de 350 iniciativas, coincidentes todas, en romper paradigmas y esquemas obsoletos a fin de evitar que los actuales y otros programas y proyectos que surjan, se orienten en la misma dirección, es decir, que se vean muy bien en el papel pero al pasar de éste a la realidad concreta, simplemente no se ajustan y no se pueden operar porque las Mipymes no pueden cumplir con los términos establecidos.
Por principio de cuentas, una de las mayores demandas fue que se hiciera una profunda y acuciosa revisión de la normatividad vigente en materia de Mipymes, bajo un esquema de trabajo horizontal en el que sean los propios actores quienes propongan los términos de referencia que se ajusten a la realidad de sus empresas. Se trata de que de manera conjunta, las reglas del juego se construyan de abajo hacia arriba, en el que la voz y argumentos de los actores sea la que prevalezca como el objetivo a seguir. Y en un segundo momento darle forma normativa para los efectos jurídicos y de transparencia a que haya lugar.
El ejemplo atroz es el caso del buró de crédito que está muy lejos de cumplir con el espíritu para el que fue creado, y se ha convertido en un obstáculo aberrante y totalmente desvirtuado, que limita en un altísimo porcentaje el acceso a financiamientos para las Mipymes.
Es evidente que los cambios que la economía del país requiere no son sencillos de realizar en el corto plazo. Sin embargo, el planteamiento generalizado de las iniciativas presentadas buscan encontrar terceras vías para acelerar el desarrollo de las Mipymes. Un ejemplo de entre estas propuestas es muy ilustrativo, y se refiere al acceso a financiamiento. Para la banca comercial las Mipymes no son atractivas, las atienden, como mero discurso, por la obligación que les es impuesta. Más aún, se podría afirmar que la banca comercial no puede ser entendida como una banca de desarrollo, y aquí es donde los esquemas chocan.
En consecuencia, la propuesta se orienta a que los financiamientos para las Mipymes sean operados por las Cámaras empresariales que estén consolidadas y cuenten con una estructura que, mediante una evaluación, les permita operar como organismos intermedios.
Hay varias experiencias en el país de organismos empresariales que otorgan financiamiento a sus agremiados con altas tasas de recuperación y prácticamente no existe cartera vencida. En resumen, qué se requiere para romper paradigmas. Una dosis muy importante de apertura y voluntad política, reconocimiento de que la sociedad es la fuente, sujeto y objeto del quehacer institucional, una visión sistémica para aceptar que el desarrollo se plantea a partir de la base que son los propios actores los principales interesados e involucrados.
Se requiere en suma, empezar a hacer cosas diferentes, si no queremos ahondar las contradicciones que nos alejan cada día más, de cimentar un desarrollo sostenido con alcances para todos. Aplica sin lugar a dudas el repetido texto de nuestro admirado Albert Einstein al decir: “La mente es como un paracaídas, requiere estar abierto para que funcione”.