GLOBAL GETAWAY. La iniciativa europea de retomar las relaciones en América Latina con tanto fervor, deriva de su intención por recolocar al bloque en el mundo emergente
Hace unos meses publicamos un artículo sobre las relaciones del Mercosur con la Unión Europea, ahora que, para beneplácito de sus socios en el viejo continente, el gobierno izquierdista de Lula Da Silva, se encuentra nuevamente en el poder. Se siente un aire fresco, de anhelo sobre la posibilidad de ratificar finalmente, el acuerdo comercial entre ambos bloques, que sigue pendiente desde hace años; ya sea por reticencias políticas, recelos europeos sobre el sector agrícola o ambivalencias medioambientales.
Hoy en día, a tan solo un par de meses de haber publicado aquel artículo, vemos un notable y muy sorpresivo acercamiento de la Unión Europea, no solo hacia el Mercosur, sino a toda América Latina. Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en su inusitada reciente visita a Latinoamérica (específicamente a Argentina, Brasil, Chile y México), mostró una cara muy amable y de interés, en búsqueda de alianzas para la obtención de materias primas estratégicas, absolutamente indispensables para la transición ecológica y de descarbonización que afronta el bloque europeo.
Para ello, su propuesta se centra en inyectar capital en la región, no solo para la extracción de las commodities tan codiciadas como el litio o el cobre, sino para desarrollar proyectos sustentables en materia ambiental, que impulsen también la (re)industrialización de los países emergentes regionales. Así, se firmaron pactos renovables y acuerdos sobre combate a la deforestación e hidrógeno verde.
La iniciativa europea de retomar las relaciones en América Latina con tanto fervor, deriva de su intención por recolocar al bloque en el mundo emergente, debido a la evidente pérdida de liderazgo diplomático, ante una China muy efectiva en su injerencia expansiva en economías de todos los continentes.
La Unión Europea pretende, a través del programa llamado Global Getaway, combinar desarrollo y diplomacia geopolíticapara impulsar conexiones sostenibles de confianza en los países en desarrollo, con inversiones verdes y digitales. Principalmente, se presenta como una alternativa a la agresiva Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China.
Ese programa europeo no es nuevo y utiliza fondos ya previamente presupuestados para ello; sin embargo, actualmente promete un relanzamiento de las relaciones y los compromisos, que van más allá de lo antes contemplado.
A los proyectos del Global Getaway, se suma la férrea intención de la Unión Europea, por terminar de consolidar sus alianzas estratégicas ya pactadas con naciones latinoamericanas clave. En este sentido, urge la ratificación del acuerdo comercial firmado con el Mercosur y la modernización de los tratados vigentes que sostiene con Chile y México.
Claramente, la fuerte intromisión china en América Latina deja en una muy débil posición a la Unión Europea, que en varios países queda desbancada hasta un tercer lugar como socio comercial, detrás del gigante asiático y de Estados Unidos. De ahí la inminente necesidad de mover las fichas en un tablero por demás olvidado en las últimas décadas.
No será un camino fácil. China tiene el terreno ganado e influye inevitablemente en la toma de decisiones de los mercados regionales, como lo demuestra el hecho de que al presente año, el 63% del comercio exterior del Mercosur, se lleva a cabo con China, tanto en el sector exportador como en el importador y políticamente hablando, vemos fenómenos como el de Uruguay.
Uruguay, miembro pleno de este gran bloque sudamericano, que se encuentra actualmente en negociaciones con China, para la firma de un tratado comercial, que amenaza con pactar de manera unilateral, a pesar de las implicaciones que eso conllevaría para su membresía en el Mercosur, que impide cualquier alianza con otra nación que no sea a través del propio bloque.
De cualquier forma, es interesante ver cómo en tan poco tiempo se dinamiza la integración regional, aunada al interés foráneo por estrechar los lazos, ya sea a través de un programa como el Global Getaway europeo o como la Iniciativa del Cinturón de China. Hoy, es un gran momento latinoamericano que debe aprovecharse.
Varios gobiernos centrales coinciden ideológicamente con políticas izquierdistas de corte desarrollista, como lo es el caso de Argentina, Brasil, Chile, México y Colombia. Esa afinidad partidaria debiera servir para la consecución de proyectos comunes de gran calado.
Nos encontramos en la era del Regionalismo Posliberal, donde se demanda por parte de los gobiernos, la reinserción política, la supresión de asimetrías entre las economías, el acceso equilibrado a los mercados y la inmersión efectiva al sistema económico internacional; además de la tradicional apuesta por la cooperación conjunta, la reciprocidad, el combate a la dependencia periférica y la complementariedad geográfica que la CEPAL siempre ha pregonado.
Esperemos estos países asuman su papel líder en la región, aprovechando su empatía política y el interés de las potencias en la región, materializándolo en proyectos benéficos y sostenibles para las economías latinoamericanas. El viento rara vez corre en la misma dirección.
Por Rebeca Rodríguez Minor. Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos). Doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Co-autora del libro La reconstrucción de la política exterior de México: principios, ámbitos y acciones, de Jorge Navarrete (coord.) editado por la UNAM. Profesora Investigadora de la Universidad Anáhuac. rebeca.rodriguez@anahuac.mx