De no revertir la Reforma energética aprobada en el sexenio de Peña Nieto, resulta inevitable un futuro similar al de España: aumentos descontrolados de la luz
LUZ CARA. En un mercado dominado por tan solo tres empresas generadoras y distribuidoras de energía eléctrica, el argumento de que el aumento en los precios de la luz para los consumidores finales se debe a los altos costos del gas, se antoja insensato, sobre todo que las compañías Iberdrola, Endesa y Naturgy se jactan de su eficiencia y énfasis en “energías limpias” más baratas.
Y es que el precio medio diario de la electricidad en el mercado mayorista sigue subiendo, un 7.5 por ciento respecto al precio de la semana previa, hasta alcanzar los 231.82 euros el megavatio hora (MWh), lo cual lo sitúa como el segundo registro más alto de la historia.
Esta información es preocupante, por decir lo menos, para México porque es el mismo proyecto energético que se implantó en nuestro país con la reforma energética aprobada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, por lo que, de no revertirse, se convierte en el inevitable futuro que nos espera.
La estructura comercial para la electricidad establecida en España, obliga al consumidor final en hogares a pagar una factura promedio que alcanza los 135.57 euros, equivalentes a unos 3 mil 200 pesos mexicanos, durante el mes de octubre que, comparado con los 171 pesos que desembolsa al mes una familia en México, se puede comprender la magnitud del desfalco que significa para un trabajador español.
A pesar de que se determinó que, para la comercialización del bien de primera necesidad, como lo es la electricidad, se establecieran dos tipos de tarifas: una determinada por las empresas y la otra eufimísticamente llamada “Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor” (PVPC), ésta última se encuentra indexada a la primera, por lo que en la práctica no representa ningún alivio económico.
Para colmo, las medidas adoptadas por el Gobierno español son muy pocas, tibias y absolutamente insuficientes, pues no tocan ni por asomo la raíz del problema: la voracidad de las empresas privadas de generación y distribución de energía eléctrica.
LUZ CARA. Así, la reducción del IVA al 10 por ciento, la suspensión del impuesto del 7 por ciento a la generación eléctrica, el descuento del impuesto de la electricidad al 0.5 por ciento o la contribución esperada de 2 mil 600 millones de euros por parte de las eléctricas procedente de los denominados ‘beneficios caídos del cielo’, no han resuelto absolutamente nada, como se puede constatar en los constantes y desorbitados incrementos en los precios.
Pero el problema no se limita a España, pues la comunidad europea insiste en proteger el esquema privatizador de la energía eléctrica y ya otros países empiezan a sufrir las consecuencias, viendose obligados a tomar medidas emergentes que, si no enfrentan el problema real, tendrán los mismos resultados que son evidentes en el mercado español de la electricidad.
Enfrentará Europa un invierno con la energía más cara en una década
En un escenario de pandemia por Covid-19 y los más altos precios en la energía en al menos una década, Europa prepara medidas paliativas para aplicar, sobre todo, a las familias de escasos recursos, pero también a las industrias, para lo cual la Comisaria de Energía de la Unión Europea, Kadru Simpson, lanzó una serie de propuestas “para enfrentar la llegada del invierno en el continente en un contexto de continuo encarecimiento de los precios de la energía”.
La comisaria dijo que “la preocupación de los consumidores es comprensible y justificada”, pues “el invierno se aproxima, y para muchos la factura de energía es la más elevada en una década”, por lo que propuso a los países miembros de la Unión un paquete de herramientas para paliar la crisis que contempla flexibilizar pagos por parte de los consumidores y apoyos específicos para la industrias; dichas medidas serán temporales y específicas.
Pero no solamente enfrentan aumentos en los precios de la electricidad, pues la Unión Europea presenta una situación donde los precios del gas se han triplicado, así como una fuerte subida en los precios del carbón y de los derivados del petróleo.
Todo ello derivado de la política de privatización como política global de la Unión Europea, quienes contemplan, como medidas de emergencia, establecer apoyos económicos a las familias de escasos recursos, así como pagos diferidos de facturas, además de una reducción de impuestos y gravámenes a la energía así como evitar cortes en los suministros, mientras que para las industrias se contemplan apoyos directos y rebajas fiscales.
Desafortunadamente en Europa aún no tienen estrategias claras a largo plazo que permitan atender de fondo los problemas que causan el encarecimiento energético, pues siguen apostando a las energías renovables, pero sin tocar el esquema de privatización, donde la voracidad de algunas empresas es lo que realmente causa la escalada en los precios.
LUZ CARA. La comisaria insiste en que no se trata de un aumento del precio de la energía por la política climática o porque la energía renovable sea cara, sino que “lo estamos enfrentando porque los precios de los combustibles fósiles están subiendo”.
Por su parte, Angela Merkel de Alemania rechazó que la crisis se deba a las presiones de Rusia que limitan los suministros de gas a Europa, por lo que ese país optará mejor por la cautela y advirtió sobre la adopción de medidas extremas, argumentando que es una situación temporaria.
La comisionada señaló que las reservas disponibles actuales de gas probablemente serán insuficientes para las necesidades invernales, por lo que sugiere acelerar las inversiones en energías renovables y el aumento en la capacidad de almacenamiento, medidas que no resuelven el problema para este año, pues son soluciones de muy largo plazo.