No cabe duda que un buen líder sí puede cambiar, para bien o para mal, el destino de una nación
En el año 2004, Lee Hsien Loong llegó al poder en Singapur e implementó medidas drásticas que muchos catalogaron represivas y radicales pero atacó fuertemente la corrupción, las drogas y las violaciones a mujeres; ello produjo una reducción fantástica de la inseguridad. Y aquí viene la clave: fue una verdadera tolerancia cero.
Se adoptó la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores. El gobierno decretó que toda figura pública corrupta (políticos, policías, militares, etc.) fuera condenada a muerte (eso sí, siempre y cuando se contaran con pruebas sólidas). El modelo que fue implantado es realmente restrictivo, y con tonos autoritarios en lo jurídico, pero estas medidas lograron su objetivo: forzar un cambio de postura en la conducta del ciudadano y crear valores entre la población, así como de los servidores públicos de todos niveles.
Quién pensaría que por ahí de 1960 era una de las naciones más violentas del mundo. Ocupaba uno de los lugares con el más alto índice de criminalidad, el tráfico de drogas era tan, pero tan cotidiano que nadie hubiera pensado que lo enfrentarían con éxito. Se le consideraba como una de las más sucias de Asia, con un enorme desorden vial, con tremenda impunidad y malos manejos del gobierno y, por si fuera poco, con un gran índice de tráfico de influencias; haga de cuenta que estamos hablando de nuestro país… En ese entonces, así como ahora sucede en México, pocos hubieran pensado que podrían tener una nación de primer mundo.
Gracias a esas medidas, actualmente Singapur es uno de los países más educados, prósperos y seguros del mundo, con la renta por cápita de las más altas en Asia y en la escala mundial. Goza internacionalmente de uno de los índice más bajos de criminalidad y violencia entre los países asiáticos y del mundo. Así las cosas, ¿no sería suficiente ejemplo a seguir? Los modelos exitosos existen, funcionan, no están en Marte, implementarlos, solo es cuestión de voluntad…